Una de las primeras cosas que indican que el verano llega a su fin son las temperaturas más frescas durante las noches que, por un lado, hacen que dormir sea mucho más sencillo; pero que, por otro, invitan a pensar que pronto esas «frescas» noches se convertirán en frías a medida que el invierno ses acerque.
El cambio no suele ser repentino, sino que hay que ir preparando el dormitorio para el frío poco a poco de forma que, al llegar el mal tiempo, encuentre el dormitorio preparado para olvidarse de él y de sus molestos efectos (sobre todo en forma de resfriado).
Preparando el dormitorio para el frío
En los pimeros días, la diferencia de temperaturas suele notarse ya de madrugada y, además, no todos los días, ni tampoco por todas las personas, así que suele ser útil tener un plaid a los pies de la cama que, además, es una prenda individual ideal para quienes comparten cama.
Colchas bouti o mantas finas pueden ser necesarias cuando las noches otoñales empiezan a hacer de las suyas, aunque para seguir durmiendo fresco, un juego de sábanas de algodón 100%.
A medida que hace más y más frío, hay que buscar prendas de mayor abrigo, como por ejemplo, los edredones, aunque que sean de abrigo no quiere decir que tengan que ser pesadas. Un buen ejemplo de prenda de abrigo y con un alto poder aislante frente al frío son los rellenos duvet, de los que hay diferentes gramajes que se adaptan a todos los climas, además de los rellenos cuatro estaciones, ideales para usar todo el año.
Y, como bajas temperaturas no quiere decir dormitorio aburrido, siempre se pueden encontrar buenas ideas para decorar al tiempo que se prepara el dormitorio para el frío, incluso en forma de fundas nórdicas para vestir el relleno nórdico.